El 17 de octubre centro Cadi inauguró oficialmente las seis aulas nuevas, que se construyeron con el apoyo del gobierno de Japón, y que actualmente utilizan las niñas del colegio Los Rosales.

El acto de inauguración contó con la presencia del embajador japonés Tatsuhiro Shindo, quien subrayó que la construcción de las aulas se trata del tercer proyecto que la embajada realiza con el Asociación Cultural y Técnica (ACT), que patrocina al Cadi.

“Esta continuidad de actividades demuestra el buen desempeño que realizan todas las personas involucradas que trabajan día a día, para mejorar la calidad de vida de todos los

Shindo se mostró emocionado con la ayuda que se presta a los niños y sus familias desde el centro Cadi y colegio Los Rosales y expresó su deseo de que uruguayos y japoneses continúen progresando juntos. “Trabajando en equipo siempre se logra un mejor resultado”, afirmó.

“Siento la alegría y la gran energía de todos los niños, y esto me transmite ganas de seguir trabajando en proyectos que brindan beneficios directos a la infancia, y que ofrecen apoyo a la contención de las familias que más lo necesitan”, manifestó.

Por su parte, María José Regueiro, directora de Cadi, agradeció la ayuda del gobierno y del pueblo japonés,  “tan lejano y a la vez tan cercano a nuestros anhelos y esfuerzos de construir un mundo mejor”.

Recordó que el Cadi hace 26 años que trabaja en el barrio Casavalle, “promoviendo y apoyando a la mujer y a la familia, buscando la inserción educativa, laboral y social de la mujer, ayudándola a construir un proyecto de vida digno y trascendente”.  Actualmente, a través de los diferentes programas con los que cuenta el centro Cadi, se brinda apoyo a más de 600 familias.

No obstante, manifestó que nada de esto “hubiera sido posible sin la cooperación de distintas instituciones públicas y privadas; de personas y empresas que generosamente nos han apoyado en estos 26 años de entrega”, como es el caso de la embajada de Japón.

Antes de terminar el acto, un grupo de alumnas de Los Rosales cantó una canción en japonés que celebra la llegada de la primavera, como forma de agradecimiento al pueblo y gobierno de Japón por tan valiosa ayuda.

“La aprendieron con mucho cariño y  alegría, queriendo hacer más cortas las distancias geográficas y culturales entre los pueblos de Japón y Uruguay. Porque las distancias humanas, las que nos hacen pueblos hermanos ya están salvadas”, explicó Regueiro.